Tras los innumerables intentos de no pensar que he hecho, llego a la conclusión lógica que todos esperáis; no se puede. Aun en las condiciones idóneas para ello (silencio absoluto y postura cómoda) siempre acabas tomando consciencia de cualquier cosa, un pensamiento; algo que tienes que hacer, que has hecho, una canción, tomar conciencia de tu respiración, escucharla, o darte cuenta de que te pica el pie izquierdo.
Sin embargo, si es posible llegar a niveles de relajación y casi no pensar insospechados, hay momentos en los que te parece que realmente no estas pensando, pero es una realidad ficticia, realmente, tienes que pensar en que no estas pensando para darte cuenta de que no estas pensando, así que aunque seamos capaz de lograrlo seríamos incapaces de saberlo.
A pesar de todo, el truco está en dejar pasar los pensamientos que nos vengan a la cabeza, es prácticamente imposible que éstos no interfieran, que emerjan, no está en nuestra mano, pero si podemos controlar si nos detenemos a pensar en ellos o no; podemos simplemente dejarlos pasar.
La verdad es que es una experiencia bastante curiosa y difícil, es un buen ejercicio mental de relajación e incluso concentración, por no decir que hasta tiene cierto punto de diversión, un reto, una meta, ¿no os encanta conseguir algo cuando os han dicho que es imposible? Eso tiene su atractivo, yo no lo he conseguido, aunque a lo mejor con más practica se puede, cosa que no veo tan clara. Eso sí, ¡hay que tener cuidado con no dormirse!
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