martes, 27 de mayo de 2014

Gozar y hacer gozar

Como bien indica el título de la entrada, de uno de los capítulos a comentar a toda prisa sobre el toro, el tema no va de sexo. No explícitamente. No obstante, en dicho capítulo Michel Onfray nos expone su visión de la felicidad. Bueno, "su visión"; prácticamente recogerá los ideales del hedonismo y de Nietzche y extenderá su teoría alrededor de tecnicismos como si de un examen de la PAU se tratara (o tratase).
Empieza el capítulo con el motor de la infelicidad; la mujer, Pandora, Eva, quienes sucumbieron al inconformismo y eligieron el saber, según la mitología griega o cristiana, exponiendo su oposición a cualquier tipo de religión o sucedáneos (cualquiera que tenga moral de esclavos, por así decirlo; cualquiera que reprima la vida, no diciendo así que tengamos que comportarnos como animales).


Expone así el autor la idea que va a desarrollar a lo largo del capítulo; la felicidad. Podría hacer alusión a los temas morales que implica esta, que puede ser confundida con la libertad, por ello hay que matizar (y aquí se entiende el título), que si para ser felices viviéramos (o viviésemos) a costa de los demás, nadie sería feliz, así pues, la felicidad implica gozar y hacer gozar. Realmente, estoy de acuerdo con la idea, debe existir armonía entre nuestro exterior y nuestro interior en términos eudemonistas.

Pero lo que más me ha interesado, es, realmente, el concepto temporal que damos a la felicidad y la filosofía sobre la ignorancia-felicidad, ya que realmente el resto me ha parecido síntesis de historia de la filosofía acerca de la felicidad. Cuando hablo del concepto temporal (habla) me refiero al cuando de la felicidad. Me explico. Normalmente vivimos pensando, algunos en el futuro, otros en una felicidad pasada; en mi opinión, la felicidad del pesimismo (pasado) y del supraoptimismo (futuro). Muchos vivimos pensando, compungidos, en que la época de felicidad ya pasó (más de uno querría estar en cualquier otra época que considere mejor, siendo un ignorante, en mi opinión, hay de todo en todas épocas, no veo mucho cambio, si bien es verdad que en muchas había un ambiente viciado, como en cualquier guerra o en épocas de la Inquisición), otros, sin embargo, ven una felicidad futura, pero siempre futura, es una felicidad que nunca les llegará porque no la conciernen como posible en el ahora. Así pues, la solución es evidente, hay que vivir en el ahora. ¿Y si ahora estamos tristes (listo)? Preguntaréis. Bien, aquí introduzco el segundo concepto que ha llamado mi atención, que no es mas que el concepto de la ignorancia como felicidad. En el capítulo se expone la idea de que si fuéramos ignorantes, desconoceríamos el dolor y la infelicidad, y seríamos por tanto, felices. Y he aquí la respuesta, no puede existir felicidad en la ignorancia absoluta puesto que sería demencia mental, y no podemos ser ignorantes como para evitar el dolor, es pues, el dolor, un elemento necesario para la felicidad, llamadlo como queráis, desde el Yin y el Yang hasta antonimia complementaria, da igual los términos usados, una no resalta sin la otra, la felicidad es ausencia de infelicidad si somos conscientes de esta segunda, si no carecería de significado, sería etérea, vacía.

 Es pues el optimismo ante la vida y el ahora, en síntesis, a mi juicio, la clave de la felicidad; pese a la muerte, el final, los cuales muchos desean adelantar para paliar su dolor, cosa que no es producente (reflejado mucho en poesía, como en la genial poesía de la subida de nota de lengua que he hecho por la tarde; Donde habite el olvido, de Luis Cernuda), evitar el pesimismo y el supraoptimismo engañoso, siendo optimistas a secas, sin engaños, en la medida de lo posible, puesto que, siendo humanos, es difícil controlar dicha biología (algunos tildarían de imposible, yo no se que pensar). En síntesis, vivid el ahora, pero no toméis esto como pretexto para sucumbir a los instintos más básicos, "animales", sin control, aprended a conoceros, a vivir.







miércoles, 5 de marzo de 2014

La falacia intencional

Para este segundo artículo, se propuso hablar sobre un capítulo de cincuenta que tiene el libro propuesto. He de decir que, pese a no ser este el que yo elegí (errores del conserje al imprimir los capítulos hizo que hubiera una subasta/mercadillos de capítulos sobrantes, de la cual, por interés me llevé una generosa parte) me atrae este capítulo.

En el se expone la idea, como bien dice en el título de la falacia intencional, pero, ¿qué es exactamente? Pues bien, la falacia intencional no es más que el problema filosófico, expuesto ya hace tiempo, sobre si, para analizar una obra de arte y valorarla, se debería tener en cuenta lo que pretende expresar el autor, sus intenciones (de ahí el nombre), sus circunstancias. Con esto en juego, el libro expone una serie de ejemplos, a los cuales haré el intento de no recurrir (menos a uno, el cual me ha impactado). La idea, en un principio, según la opinión personal, suele ser clara, pero voy a intentar plasmar los motivos de cada posición.

En cuanto a observar la obra  en sí, es decir, prescindiendo del autor, se juzgaría por su belleza, su calidad técnica, de manera que el concepto de arte realmente se volvería un poco más rígido y menos objetivo, pero realmente se plantean muchos problemas, como, por ejemplo, imaginad una obra de arte maravillosa, espléndida, la cual es copiada, exactamente, de manera que, si no tienes en cuenta que una es una falsificación, ambas tienen el mismo valor, cosa (por muchos) inconcebible hoy en día.

Otro caso es, por ejemplo, que nuestro concepto de una obra cambia muchas veces si conocemos el trasfondo de esta, una canción cambia de significado si de repente nos hemos enterado de que el autor la hizo en memoria y por amor a su recién fallecida hija, o si tenemos en cuenta que se inspiraba en su arte asesinando a gente. Casos extremos, pero, ¿acaso no repudiaríamos al segundo y aumentaría su valor el primero?

Por otra parte (este expuesto en el capítulo), imaginad el muy discutido arte moderno, imaginad una magnífica obra de arte expuesta en el museo; una espléndida fregona en su cubo. Imaginad que por un momento, el/la limpiador(a) deja su fregona y su cubo justamente al lado, y son iguales a los expuestos. ¿No os parece que habría que tener en cuenta la intención del autor?
Realmente, esa intención es la única diferencia entre "el arte y la limpieza", para que lo entendamos, de manera que habría que tener en cuenta realmente la intención del autor, si no perdería todo su valor.

Realmente pienso que ambas partes (tanto intención como calidad de la obra en "objetividad") han de tenerse en cuenta para el global de la obra, y que en gran mayoría de los casos, una suple a la otra, o se complementan. Una obra puede ser "un churro" y sin embargo tener un significado brutal (venido tanto desde el autor como de tu interpretación) que hace que te encante o te haga despreciarla.

Yo, en mi opinión personal, pensaba que deberíamos ponderar la "calidad objetiva" en mayor medida que la interpretación de la obra que hagamos, pero, realmente, eso no está tan claro y yo mismo admito que pese a pensar eso, hay muchas veces que el que me encante una canción viene condicionado con el significado que tiene para mí y aporto, de manera que realmente creo que ambas partes de ese todo que es la obra artística debería convivir en armonía en nuestra cabeza.

¿Te ha comido la lengua el gato?

Esa era la pregunta que, al menos a mí, me rondaba aquel lunes cuando realicé mi experimento. es muy
simple, tu profesor de filosofía ofrece un experimento y tú lo aceptas, el "reto" de no hablar (ni comunicarse, incluyendo móviles, etcétera buscando aislamiento) durante el imposible de veinticuatro horas de reloj.

Debo decir que "fracasé", es decir, manaron palabras de mi boca, pero realmente considero que lo conseguí, puesto que realmente se daban en situaciones en las que estaba tan inmerso, concentrado, divagando, que ni recordaba estar haciendo el experimento. Es el caso de estar haciendo límites de uno elevado a infinito y, una vez acabado, preguntar inconscientemente en voz alta: -"e elevado a tres?". He de decir que el dichoso número "e" estaba elevado a menos tres, típico fallo de obviar un signo que ves en el papel. En dos casos más se repitió, en el mismo estado de "concentración", y en ambos mi querida hermana fue la "culpable", en el primero preguntó: -"¿Y los dulces?"-, a lo que alegremente respondí: "¿Qué dulces?"-. Primer fallo, el segundo caso se dio cuando fui a ducharme y se adelantó para lavarse los dientes, de manera que me avisó cuando acabó diciendo que ya podía ducharme, tras lo cual mi "Vale" inconsciente me hizo caer de nuevo.

He de decir que realmente estoy acostumbrado a no hablar, debido a experiencias pasadas que no tienen cabida en esta entrada, de manera que no me resultó especialmente difícil aislarme, aunque a veces si que apetecía estar en grupo, comentar, pero no me resultó especialmente difícil. Además, observé algo muy interesante, a lo cual he bautizado (nunca mejor dicho) Efecto Iglesia. Me explico, la reacción de la gente, normalmente, era o normal, o soltaban chistecitos ("¿Te ha comido la lengua el gato?¿Que tal tu día? ¡Pero contesta!...). Pero a lo que he denominado Efecto Iglesia es a otra reacción, muchos, al saber que yo no podía hablar, al comunicarse conmigo, se veían absorbidos por mi aura de silencio, de manera que intentaban comunicarse conmigo mediante gestos, cosa que me pareció realmente curiosa. La analogía con la iglesia es obvia, cuando entras, el silencio es tal que te absorbe, por lo menos en lo que a mí respecta, cuando entro en iglesias (no soy católico, pero no hace falta para entrar, creo) me inunda su silencio y da la sensación de que no puedes hablar, cuesta romper dicho silencio.

Por lo demás, podría haber ocupado esa tarde estudiando química para el día siguiente, cosa que no hice porque confiaba que llevaba bien el tema, de manera que acabé pensando, aunque realmente, la única observación "iluminatoria" con la que di fue que retina podría venir de retener, cosa que además ocurrió en el instituto, así como (esto se me ocurrió otro día, pero ya que suelto una "tontería" suelto dos), descartar podría provenir del filósofo Descartes, ya que, con su duda hiperbólica lo descartó todo (lo pensaba desde que era chico, aunque no se por qué era consciente que Descartes era un filósofo si realmente no recuerdo haber leído nada de él, y cobró sentido cuando vi en clase la Duda Hiperbólica). Total, que mi tarde la ocupó mucho pensamiento (la mayoría inútil, no lo recuerdo), nada de estudio y un poco de Kingdom Hearts Piano Collections, obviamente tocando yo, hay pocas cosas que me guste más que las haga otro si las se hacer yo (cuando las encuentre aviso, realmente soy un agonía y me gusta saber, de manera que si lo puedo hacer yo mejor). Aclaro que pese a estar tocando, divago mucho y aun así pensaba (pero acompañado de música).

En resumen, realmente es una experiencia interesante, aunque yo ya esté acostumbrada a ella, y solo por el hecho de la asociación retina-retener, a pesar de no saber si viene de ahí, solo por el click cerebral, merece la pena, además siempre viene bien desvincularse del móvil (no hablo de la tele porque no suelo verla, Los Simpson de vez en cuando), da cierta libertad el no estar constantemente mirándolo (lejos de entrarme ansiedad), la pena es que "era trampa" pasarse la tarde durmiendo, por el hecho de que se hace más fácil el no hablar, y realmente tenía sueño, pero ya me adaptaré o recuperaré esas horas de sueño perdidas en lectura nocturna o en levantarse temprano fines de semana. A pesar de todo, realmente recomiendo la experiencia, porque es bueno saber desvincularse un poco y relajarse, ayuda a mantener la calma y a ser autosuficiente, aunque es obvio que se vive mucho mejor acompañado, siempre viene bien.




lunes, 25 de noviembre de 2013

Realidad.

En esta entrada, quiero hablaros de un tema propuesto que me parece crucial para la vida, cosa que nunca nos solemos plantear, ¿son realmente fiables los sentidos, las imágenes (de cualquier campo sensorial) y las emociones de nuestra cabeza? Hay infinitos ejemplos de que no es así, pero aquí va uno fácil,
 ¿Tres o cuatro?

Sí, lo sé, sencillamente genial, a la vez que desconcertante. Ni que decir tiene que toda imagen "externa" se reduce actividad cerebral, así como su respuesta, interpretación, etc...
Por tanto, ¿cuánto de real hay en lo que percibimos? ¿Será todo una ilusión? Probablemente, sea una mezcla, todo está ahí fuera, pero hay tantas maneras de interpretarlo como cabezas, mientras que cuando un servidor ve un piano intenta rápidamente pedirlo prestado por un momento para tocar (momento, horas, aunque por educación momento), otro ve un aburrido instrumento, otros un fracaso, unos cuantos verán la llama de un amor perdido, una sonrisa, una canción, ambientes de lejanos de antiguas épocas, a, incluso, por qué no, hay gente para todo, otros pocos y extraterrestres extraños ven una preciosa fuente de madera para quemar.

Es bueno ser consciente de que cada uno entiende el mundo a su manera, aunque, eso sí, agradezcamos la infinita suerte que tenemos, pese a nuestros no demasiado eficientes políticos, no hemos vivido el miedo de los campos de concentración, el hambre o la tiranía más burda, por lo menos no yo, de momento.

Cada peculiar mente tendrá su manera de ver la realidad, pero a mí, en concreto, precisamente por este tema, la ciencia me fascina. Hace poco estudiando química en la playa por la mañana, aprovechando una huelga (no me peguéis, se que está mal y hay que ir a manifestaciones, pero cosas así, son la guinda del pastel), ayudando a una amiga, acabamos pasando de estudiar, y pensando cuán pequeños son los átomos, y como, se distribuyen los tamaños. Acabamos pensando (creo que acertadamente), que lo más probable es que existan otras dimensiones, ¿cuantas? Infinitas. Me explico. Si tan pequeños son los átomos, ¿todo sería vacío no? Creo recordar que es lo que se plantea actualmente, pero realmente no es así, pienso yo, que un
espacio, a la vez que vacío, está infinitamente lleno. Me adentro en terreno peligroso, pero depende siempre de por dónde te muevas, aunque todo parezca estar vacío, eso se debe que al ver por microscopios se percibe eso, aumentando mucho (otra cosa que pienso es que nunca vamos a llegar a lo más pequeño, siempre todo será divisible), cuanto más nos alejemos o acerquemos de nuestra realidad en "distancia", es decir, la realidad que percibimos, más vacío o infinitamente lleno está todo. ¿Nunca os habéis planteado qué percibirás los niveles muy inferiores o muy superiores? Sin ir mucho más lejos, ¿como verá una hormiga la misma playa que pisaba mientras divagaba en estos temas? Tendría que alejarse muchísimo para verla como yo, y aún así creo que puedo afirmar 100% seguro que nunca la percibirá como yo. Así que las diferentes dimensiones, realidades, podrían reducirse simplemente a niveles de tamaño, nosotros probablemente seremos un nivel infinitamente más pequeño que otro e infinitamente más grande que otros (átomos, por ejemplo), así como los átomos pueden ser infinitamente más grandes que otros o el universo infinitamente más pequeño que otro, las diferentes realidades dependerían del tamaño, por así decirlo en el que nos encontremos. Me explico, por mucho que veamos los átomos, realmente no creo que sea del todo así, si nos moviéramos con los sentidos que captaran lo suficientemente bien en esos niveles percibiríamos esa realidad.


Las facetas de la realidad~

Lo que voy a decir ahora es casi literatura, pero me fascina el demasiado y asombroso parecer de los planetas, etc con los átomos, a veces me sorprendo pensando si el sistema solar podría ser un compuesto jodidamente enano en un nivel superior (perdón por la expresión).

Me parece fascinante como todo puede cambiar siendo "estático" con el mero hecho de su interpretación. Me da mucho miedo que realmente estemos todos equivocados en todo lo que estudiamos, aunque sea asombrosamente "correcto". Un ejemplo es por ejemplo, las matemáticas. No fallan, ¿por qué? Porque las ha hecho nuestra cabeza, son lógicas. Me asusta pensar que el mundo no sea tan lógico como creemos, pero que lo parezca porque lo interpretamos nosotros. Realmente no pienso que la realidad sea lógica, aunque muchos aspectos de ella concuerdan porque puedes hacer que algo que es porque sí se convierta en lógico, muchos "Porque síes" podrian dar lugar a pautas lógicas que nosotros "creamos" al interpretarlas.

Es perfectamente lógico que el frío queme, o que caigamos hacia arriba (es una expresión, no hay arriba y
abajo propiamente dichos realmente, solo con la gravedad), los átomos se unen porque les da la gana, aunque un conjunto de muchos porque me da la gana, porque sí, puede hacer que aparezca algo lógico, como es por ejemplo que "por azar" me de la gana ir al parque, eso puede tener catastróficas consecuencias, hay infinidad de cosas que pueden pasar, que tenga la suerte de que la presión de mi pie en el punto exacto reviente una baldosa (inverosimil, lo se, aunque no creo que imposible que se rompa), que por ello, al dejar a mi hermana sola, se le vaya la cabeza y queme la casa, que si no se tiene cuidado puede quemar el centro del puerto, etc. Todo está tan íntimamente conectado ( y a la vez tan exasperantemente aislado, depende de "la dimensión en que te muevas", que se inunde todo el planeta le daría igual al Sol, por ejemplo) que un hecho puede desencadenar diversas pautas que pueden acabar teniendo un orden, sin realmente serlo, aunque lo percibamos, siempre hay un caso especial en todo lo que estudiamos, hasta tal punto que acabamos estudiando particulares, y, de toda la vida, si tienes que acabar estudiando particulares, no es tan universal y lógico todo.

Quién sabe si algún día el mundo se caerá bajo nuestros pies, o si Dios existe realmente y nos condena por viciosos. Solo sé que no tengo ni idea realmente de lo que es la realidad, y que probablemente mi manera de percibirla cambie varias veces con el tiempo. Hace poco mi mejor amigo me puso una teoría irrefutable de por qué la ciencia le chirría con un ejemplo muy gracioso.
 "-¿Has estado alguna vez en el espacio?
 -Yo:No 
-¿Y quién me demuestra a mi ahora que el sol no está botando sobre la Tierra y que cada vez que se hace de noche es porque al botar gira y muestra su cara no luminosa"

La irregularidad del bote podría hasta explicar las diferentes horas de luz, y aunque sé que está más que visto que no, realmente, por mucho que hablemos de estudiar la realidad solo a partir de la lógica, siempre partimos de lo material y la experiencia para contrastarlo todo, así que por mucho que encaje, podría estar todo divertidamente erróneo.

Por ello pienso que aunque está bien reflexionar sobre la realidad, también está muy bien saber que probablemente todo lo que decimos es mentira y que cada uno tenga su forma de pensar como es, y como percibir las diversas guindas que el pastel de la vida nos da, no todo es tan sólido, aunque no por ello voy a dejar de intentar encajar las piezas, aunque sean erróneas (dentro de lo que cabe, tampoco voy a afirmar que el mundo sea un gran Winnie the Pooh comiendo miel, aunque tampoco te lo pueda negar) intentaré acabar el precioso puzzle de lo que es mi vida~


                                                                                                                                                                   




¡Hazte con todos!

Bueno, (ya se que no debería de empezar un trabajo de clase con un bueno, pero al estar incluido en un blog me parece demasiado formal no ser mi loca cabeza), como ya os habréis dado cuenta, en nuestra asignatura de filosofía se proponen un sinfín de locuras para no aburrirse hacer un taller y reflexionar, hasta sobre la más mínima piedra.
En este caso, ha sido muy divertido, me toca reflexionar sobre... COMO ME DISFRAZO DE MAESTRO POKEMON PARA EL INSTITUTO. Sí, envidiadme, lo sé.

 La verdad es que la operación ha sido un éxito, conseguí que nadie me pegara en mi transcurso del día. La única pega (para mí) de la experiencia es que soy un sinvergüenza redomado para "tonterías" como esta, entonces la vergüenza que he pasado al ir disfrazado era proporcional a cero.
A pesar de ello, me gustó mucho la experiencia, crujió mi rutina (sin Danet) e hizo de un día tonto y además con un examen de inglés (en el cual he sacado una maravillosa nota, por cierto) fuera diferente y hasta especial. Lo que más me sorprendió fue la confusión de mi perfecto disfraz de maestro pokemon por parte de un profesor, que supuse que no sabe lo que es, con una frase impactante (sin rencor): "-Rafa, ¿te tocaba a tí hoy?¿De que vas?¿De macarra?"- y esas cosas que pasan, así como un intento de flirteo usando con motivo para él mis disfraz, al volver del instituto en la esquina"-¿Me enseñas tu Bulbasauur?"- (es un pokemon), bueno, sin comentarios.

Supongo que el hecho de que "estaba autorizado" contribuyó a que la tarea fuera menos vergonzosa, pero aún así no creo que hubiera pasado vergüenza independientemente del disfraz, realmente estoy acostumbrado a estar "solo" ha hecho que pueda aislarme bastante de la opinión ajena sobre todo si es "difamatoria" como pasaría en este caso, chismorreo o simplemente burla, no duele tanto si no son realmente conocidos, aunque no por ello he de dejar de tenerla en cuenta.
Realmente que ser capaz de "autoproteger", preservar tu coraza protectora de autoestima, para lo que sea, desde ser capaz desde disfrazarte para ir al instituto hasta hacer lo que quieres sin condicionantes, cuando estás seguro de tí mismo, todo fluye, todo empieza a girar en tu favor una vez que eres capaz de mantener tu persona fuerte, por eso pienso que aunque este ejercicio "parezca" una tontería, realmente ayuda a ganar cierto arrojo y estar más cerca de ser autosuficiente y más fuerte.

Por ello solo me queda decir que deberíamos fomentar dicha autodependencia y comernos el mundo (no literalmente, que no nos cabe entero en la barriga) y citar la famosa frase de pokemon (que ahora es casi imposible, debido a los casi 800 pokemon que han inventado)...


¡Hazte con todos!

jueves, 24 de octubre de 2013

Te alabamos Sócrates.


Como sabéis, Sócrates era un tío que se aburría y cuando se aburría hacía cosas provechosas con su vida, pensar un filósofo muy conocido.

Era un tío potente, aunque un tanto peculiar (y muy feo, según  nos pintan), no se lavaba e iba siempre descalzo, se levantaba al alba cada día e iba a la plaza, donde se reunía con sus discípulos, donde filosofaban, su método era preguntarle a alguien ilustrado en un tema, le decía (con halagos) que necesitaba un entendido en el tema y dicha persona accedía a exponer, posteriormente Sócrates desmontaba su teoría a base de preguntas y con esto le ayudaba a encontrarse y él aprendía, si un pensamiento pasaba la prueba era digno de admirar. Por sus formas lo confundían por Sofista, pero realmente no lo era, puesto que cree en verdades universales.

Murió en un juicio (no sentaba bien eso de que te ridiculicen en la plaza) defendiendo sus propias ideas, le  dieron a elegir su castigo (supusieron el exilio) y pidió remuneración, puesto que el estaba convencido que estaba haciendo un favor a Atenas (y quería meter lío, eso siempre mola) y por ello lo condenaron a beber cicuta (veneno, como se ve en la imagen). Pudo haber escapado cuando se estaba despidiendo de sus discípulos pero como él pensaba que si huía debilitaría Atenas bebió la cicuta "por voluntad".


Con este método nos ayuda a darnos cuenta que las creencias, las ideas que creemos claras no lo son tanto, nos ayuda a autocuestionarnos y a pensar, encontrar la base de nuestros pensamientos y ser capaces de autodefendernos, muchas veces aceptamos la idea de la mayoría por el simple hecho de que "la mayoría tiene la razón, son mayoría" aunque realmente no está tan claro. Por ejemplo, ¿Y si la mayoría piensa que la solución a nuestros problemas es una bomba nuclear? Por mucho que lo piense la mayoría, espero que coincidáis conmigo (oh gran sabio) que esto no es así.

Nos enseña a pensar y defender nuestras ideas ante los demás, esto nos hace más ricos (de mente), básicamente, la persona de a pie (los que vuelan molan más) suele pensar (sí, aunque poco) que no es posible llegar a ser filósofo, que eso es de gente de élite, cuando lo único que hay que hacer es eso, pensar, cultivar la curiosidad, ser capaz de cuestionar y aprender, todos, con un poco de práctica, podemos. Si todos viviéramos con las ideas más claras, seguramente seríamos mucho más felices.

Bueno, con esto y un bizcocho, aquí os dejo el vídeo (la primera de 3 partes):



miércoles, 12 de junio de 2013

Comentario personal: Política

Bien, ahora en filosofía estamos dando las ideas sobre los diferentes posibles orígenes del Estado. Hemos dado tres autores principales; Hobbes, Russeau y Locke.
Los tres parten, como punto de partida, del estado de naturaleza del ser humano para explicar el origen del Estado.


Según Hobbes, dicho estado de naturaleza es el de la violencia, el ser humano, por naturaleza, tiende a querer dominar a los otros, pero, como somos relativamente parecidos y realmente no hay alguien que sea muy superior, el estado acaba en la violencia, pero, según Hobbes, la principal tendencia del ser humano es la supervivencia, por tanto, cedemos nuestro poder a un monarca para evitar la violencia y sobrevivir, éste impondría unas leyes para evitar dicha violencia y se evitaría el problema, de manera que éste no está atado a dichas leyes y no se le puede tocar, ya que le hemos cedido nuestro poder.

Según Russeau,el estado de naturaleza del ser humano es de cooperación y ayuda, somos buenos por naturaleza, nos basta con usar la ayuda colectiva para acabar con grandes problemas y ademas somos felices usando los recursos que tenemos y trabajamos poco. Entonces, ¿para qué queremos al Estado si todo es perfecto? Bien, todo va genial hasta que a un lumbreras se le ocurre decir: "Eh, este árbol es mio" Como bien sabéis, no me refiero a que un tío dijo eso y se fue todo al garete, me refiero a que apareció la propiedad privada, y con ella los conflictos por defenderla, de manera que el Estado surge como acuerdo social, en el que todos estamos en igualdad, para que desempeñe la función de proteger nuestros bienes. A diferencia del estado de Hobbes, el Estado surge del acuerdo social y no se cede poder, si no que desempeña una función, de manera que si el que está al mando de tal lo hace mal, la rebelión es un derecho, casi un deber, y se podría reemplazar por otro que funcione bien.

Según Locke, el estado de naturaleza es parecido al de Russeau, hay libertad e igualdad en ausencia de autoridad común, la guerra iría en contra de dicho estado. El estado natural se sabe debido a la presencia de una serie de leyes innatas, naturales que pueden ser descubiertas por la razón, éstas proclaman una serie de derechos: a la propia conservación (defenderse y sobrevivir, de manera que tú puedes defender tu vida), la libertad, la propiedad privada... Aquí se observa la diferencia con Russeau; la propiedad privada en este caso es un derecho natural, la cual se hace legitima mediante el trabajo y la herencia. 

Entonces, ¿que falla aquí? Bien, como todos tenemos la capacidad de defendernos por nuestra cuenta, aplicamos la justicia de forma desmesurada, ¿suena raro? Bien, un ejemplo. Imaginemos que, como usualmente pasaba, te quitan el tapón de la moto, y sabes quien ha sido; ¿que haces? Le dices que te lo devuelva. Pues bien, no lo devuelve, lo normal sería quitarle a esa persona el tapón de la moto como castigo pero... Más de uno no lo haría, aplicaría su propia justicia y le destrozaría la moto, por ejemplo, tirándola desde el muelle de la ciudad. Esta conducta crea el desacuerdo y la violencia, de manera que imponemos un Estado para que aplique la justicia de forma equitativa y acaben dichos conflictos.

Ahora que os he resumido el tema, voy con mi opinión personal.
Realmente, me gustaría pensar que Russeau tiene razón, que todo es maravilloso, que somos buenos por naturaleza. Coincido también con el en que la propiedad privada y el interés personal e individual son los que nos hacen enseñar los dientes, recluirnos, nos hace tender al individualismo, sin embargo, a estas alturas, esto no puede cambiarse, además, no sería sensato, puesto que, como Locke dice, hay cosas que ganamos trabajando, por lo tanto si nos las quitan, o las hacen de todos, sería injusto, o como mínimo nos sentaría como una patada en la boca. Eso sí, la "propiedad privada" pública, lo que es de todos, o la que debería ser de todos, no deberíamos tocarla, o, por lo menos, manejarla como 
si realmente tuviera nombre, manejarla una sola persona, como es en el caso de ventas de territorios o bosque que no son de nadie, no debería poderse puesto que en ese caso deja de ser de todos para pasar a ser de alguien que se hace desmesuradamente rico, sería propiedad privada sin trabajo. Realmente pienso que los tres tienen razón en sus teorías, hablamos de que todos los seres humanos tenemos el mismo estado de naturaleza, pero yo realmente pienso que no es así, los habrá más propensos a Hobbes, otros que tiendan a Russeau y otros tantos que vayan a por Locke, sin embargo, la cultura, la evolución, y el uso de sentido común debería bastarnos para aprender de los errores del pasado y darnos cuenta, en un estado de madurez, deberíamos ver que la violencia no es la solución y que hay que saber ceder ante el bien común, puesto que realmente este pasa a ser individual. Es verdad que hay situaciones y situaciones y muchas veces es la mayoría la que debería ceder,pero deberíamos actuar así. Suena retorcido; "Claro, te gusta el bien común porque es bueno para ti". Sí, no, depende. Es evidente que unos lo harán por bien propio y otros pensarán realmente en su propio bien, y otros que ambas y perfecto, pero la cuestión está en saber ceder, y que aunque estés pensando en ti estás ayudando igual a los demás. Es verdad que siempre está la tensión de la desconfianza, de no saber si realmente todos van a cumplir el pacto de la no violencia, pero, si tu lo cumples, si la mayoría hace un acuerdo y lo cumple, la minoría que queda es fácil que lo acabe cumpliendo, porque para eso está el Estado. Así no haría falta defendernos y el conflicto de bienes (material e inmaterial, desde una moto hasta un derecho) se acabaría, sabiendo ceder y ofrecer cosas razonables para el bien común, el de todos, es decir, el tuyo y el mío.